Por Lucía Domínguez Fotografías Federico Galbraith
Ricardo Alberto Lombana González (48) obtuvo 368 mil 962 votos (18.78%) en las elecciones generales de 2019 como candidato por libre postulación a la Presidencia de la República. Un caudal político nada despreciable que lo impulsó a seguir trabajando incansablemente en esa dirección hasta lograr la creación del Partido Movimiento Otro Camino.
Este abogado y padre de dos, es amante de los amigos caninos, disfruta jugar softball, tocar guitarra, escuchar música, escribir sobre otros temas y leer.
¿Cuándo se dio cuenta de que era el momento de involucrarse en la política del país?
Desde joven siempre quise involucrarme en política. Me preparé para ello. Decidí arrancar en 2017 por la gran preocupación que sentía y aún siento por el futuro de nuestro país y de allí surgió el Movimiento Otro Camino.
Si no nos involucramos en política, los destinos serán definidos por los mismos de siempre. Hay que participar. Siempre estuve inspirado por los pasos y legado de Clara González de Behringer, de quien soy sobrino nieto. Ella me dejó claro, por ejemplo, que la carrera de Derecho y Ciencias Políticas proporcionaba herramientas para impulsar cambios y transformaciones en la sociedad, sobre todo en lo referente a justicia y discriminación. Detesto la discriminación, de cualquier tipo, y pienso que la desigualdad social y económica que existe en nuestro país tiene raíces discriminatorias.
¿Alguna vez consideró una candidatura a una diputación o alcaldía?
Sí consideré esas opciones. Las descarté porque estaba convencido de que, para poder hacer transformaciones grandes desde la Asamblea, necesitas tener mayoría en dicho órgano del Estado, lo cual no se iba a lograr en 2019. Lo mismo en la Alcaldía, se podía hacer una gran gestión municipal, pero lo que Panamá necesita es cambiar el sistema político que nos está carcomiendo. Y ese esfuerzo debe ser liderado desde la Presidencia de la República, con un liderazgo firme que esté dispuesto a lo que sea para sacar a la población panameña del secuestro en que se encuentra por parte de sus saqueadores.
Si resulta candidato presidencial de OC, ¿cuáles serían esas habilidades y talentos que le presentaría a los panameños como sus fortalezas para llevar a cabo ese trabajo frente al Ejecutivo?
Todo el que desee aspirar a la candidatura presidencial por el Movimiento Otro Camino tiene la libertad de hacerlo. Yo lo haré y aspiro a ser el candidato presidencial de Otro Camino y ganar las elecciones de 2024. Tengo el carácter y la personalidad, quiero ser presidente, soy disruptivo y me gusta cuestionar lo tradicional y preestablecido, no tengo rabo de paja ni tampoco hablo hierbas, no respondo a intereses distintos que los intereses de la ciudadanía y a mi conciencia, no practico clientelismo y no soy corrupto.
Y estamos armando un equipo muy capaz de mujeres y hombres panameños para gobernar, con el cual presentaremos un plan realista y agresivo para sacar al país del hueco económico, social y político en que se encuentra. Vamos a cambiar el rumbo del país, renovando los liderazgos a todo nivel.
Por otro lado, ¿qué oportunidades o debilidades reconoce que debe fortalecer para ser el primer mandatario del país?
Nadie las tiene todas consigo. Tengo mucho que aprender y mejorar, para eso siempre tengo los pies en la tierra y escucho lo que no es agradable escuchar. Nunca he gobernado antes ni he estado en alguna posición pública de elección popular o con responsabilidades a nivel nacional, lo cual, advierto, considero una gran ventaja en las actuales circunstancias. Panamá requiere algo nuevo.
También me estoy rodeando de algunas personas que ya han enfrentado complejas situaciones nacionales para que nos ayuden a navegar por las turbulencias que nos esperan, porque vamos a tomar decisiones. Yo no voy a ser presidente solo para que cuelguen un cuadro mío en la galería.
¿Es posible realizar cambios significativos y contundentes en cinco años de gestión?
Por supuesto que sí, cuando se tiene la voluntad, determinación, buen equipo y objetivos claros. Pero si llegas a hacer negocios o a complacer copartidarios, no.
¿Qué le responde a esas personas que consideran que OC no cuenta con una estructura sólida que le permita asumir las riendas del Estado?
Decían que el PRD era el único que tenía esa estructura y miren el desastre. Además, ya no estoy solo por la libre postulación, ahora tenemos un partido con estructura nacional. Y conformando equipo para gobernar.
¿Cómo convencer a esos ciudadanos que afirman estar cansados de la demagogia y de los políticos guiados solo por interés personales?
Con hechos. Basta de palabras. Dijimos que íbamos a hacer política sin clientelismo, sin pagar, sin prometer favores y lo hicimos; tenemos 5 años haciéndolo. Dijimos que haríamos política sin corrupción y lo hicimos; tenemos 5 años haciéndolo. Dijimos que no utilizaríamos muchos recursos ni millones para hacer buena política, con dignidad, y lo hicimos, administrando responsablemente los escasos recursos que hemos tenido. Dijimos que haríamos un partido por necesidad, pero para llevar adelante los mismos ideales, principios y propuestas que presentamos como independientes y nuestra primera propuesta, como nuevo partido político, fue la drástica reducción del subsidio millonario que le dan a los partidos. Dijimos que pondríamos nuestras propias reglas para las donaciones privadas y lo hicimos. Y además rendimos cuentas. Y así podría seguir. Es muy fácil hablar y hablar y no hacer. La política se cambia haciendo, no hablando.
¿Cuál es el mayor reto que enfrenta ahora mismo siendo una oposición activa y beligerante ante la gestión gubernamental y los problemas nacionales?
Lo primero es que el gobierno no escucha. Es especialista haciendo anuncios y no concreta nada. Solo sabe poner curitas en los problemas, rehuyendo sus responsabilidad y obligaciones como gobierno.
Y también hay un reto grande que es combatir la desinformación y los intereses que intentan manipular a la opinión pública. Este es el principal reto, pues el ciudadano está sediento de una nueva propuesta, pero a ciertos intereses les aterra la posibilidad de que los ciudadanos tomemos control de nuestro país, pues se les acaba la fiesta. Entonces se encargan de desinformar, hacer campañas sucias, manipular, con el fin de dificultar la tarea de oposición real. Pero el pueblo no es pendejo.
Además de los hechos y las acciones y tomando en cuenta que dará muchos en los siguientes meses hasta el año 2024 ¿qué se necesita para proyectar credibilidad en el discurso político?
Acciones, acciones y acciones. No palabras. Por ejemplo, nosotros no solo criticamos la gran corrupción que hay en Panamá, sino que presentamos propuestas para combatirla y además hemos acudido a la justicia denunciando penalmente a diputados de la República por mal manejo de fondos relacionados al deporte; a la Caja de Seguro Social para solicitar estados financieros que nunca habían sido publicados, a la Autoridad Marítima, Presidencia, MEF y Contraloría a solicitar información sobre el nefasto contrato de Panamá Ports, a la Corte Suprema para demandar la millonaria aprobación ilegal de fondos para gastos operativos, entre otros. Hemos ejercido acciones sin precedentes a favor de la población y en su representación. Nosotros no solo hablamos de lo que está mal, sino que tomamos acciones al respecto y proponemos soluciones. La credibilidad se construye con hechos.
¿Qué se necesita para que la política en Panamá se revista de dignidad y deje de ser una actividad tan desprestigiada?
Primero, amor al país. Segundo, conectar lo que se dice con lo que se hace. Hechos, no palabras. Y tercero, acabar con el clientelismo. Jamás le devolveremos la dignidad a la política si se sigue pensando que los ciudadanos son clientes, objetos o productos en un mercado. Son seres humanos, con sueños, necesidades y anhelos. Ya en la elección pasada casi 400 mil panameños votaron a favor de la dignidad. En el 2024 ganará la dignidad.
Este gobierno ya lleva más del 50% del periodo de gestión, ¿considera que ya se puede vislumbrar en qué estado recibirá al país la próxima administración? ¿Cómo piensa que será?
Este gobierno es un rotundo fracaso. Y no podemos esperar que mejore, pues solo están pensando en hacer crecer su aparato corrupto y clientelista de cara a las elecciones de 2024. Son unos irresponsables. El próximo gobierno recibirá un país enormemente endeudado, con altos niveles de desigualdad, criminalidad, con un sistema educativo caótico y altos niveles de deserción escolar, con la Caja de Seguro Social en rojo, alto desempleo formal e informal, impunidad reinante, un sistema político en crisis y sin hoja de ruta clara para el futuro. Necesitamos, con urgencia, un proyecto de Nación que construya Otro Camino para Panamá y en eso nos estamos concentrando. Panamá no tiene proyecto. No hay un proyecto de Nación. Estamos secuestrados; por ahora.
¿A qué políticos admira y por qué?
Ricardo Arias Calderón, por sus principios y valores democráticos, por su lucha, sacrificio y desprendimiento por el país. Porque creyó siempre en la formación política y no en el clientelismo, siempre vio a los ciudadanos como seres humanos no como cosas, clientes o productos de mercado.
Belisario Porras, por su visión de estadista. Angela Merkel, por su liderazgo ejemplar en tiempos de crisis mundial. Emmanuel Macron porque, aunque no estoy de acuerdo con todas sus políticas o decisiones, ha transitado una ruta que me inspira. Empezó con un movimiento ciudadano, se transformó en movimiento político, vio la necesidad de hacer un partido para organizar su plataforma política y llegó a gobierno para impulsar sus ideas políticas.
Usted ha sido criticado por haber constituido un partido político luego de haber participado como independiente en las elecciones de 2019. ¿Qué les dice a los críticos?
Primero, que recibo toda crítica con respeto y la agradezco. Pero no teníamos alternativa. Las reglas y el sistema están diseñadas para los partidos políticos. Si me quedaba como candidato de libre postulación, me iba a quedar quejándome de lo injusto que es el sistema para los independientes. Y así no se cambia un país, quejándose. Hay que jugar con las reglas que existen para tener algo de igualdad en la competencia, pero demostrando que se puede hacer política de manera decente, sin clientelismo ni corrupción. Y una vez llegamos a gobierno, entonces impulsamos el cambio de las reglas del juego. Tampoco es correcto pensar que los independientes son los transparentes y los partidistas los corruptos. No. Aquí hay gente buena en partidos y fuera de ellos, lo que tenemos que hacer es agruparnos y organizarnos todos los que estamos decididos a rescatar nuestro país. La línea divisoria no debemos trazarla entre partidistas y no partidistas. La línea divisoria debe ser entre corruptos y no corruptos. Estos últimos somos muchos más y lo vamos a demostrar.