Por Marilina Vergara

El lema del Festival Internacional de Cine de Panamá de este año es “Cine es vida”, todo un acierto tomando en cuenta que las historias audiovisuales narran vidas, que algunas películas son experiencias vitales y que venimos de una época en la que la vida se nos ha trastocado, se nos ha invertido, se ha ido o permanecido. El IFF Panama viene a ser un soplo de vida para quienes acuden, como en peregrinación, a una sala oscura para ver las propuestas narrativas de Colombia, Nicaragua, República Dominicana, Cuba o Tajikistán.

Asistí desde el sábado a la proyección de la ópera prima de Joan Gómez Endara, El árbol rojo (2021), una road movie cuya trama se mueve por el Caribe colombiano, con un toque musical, de tradiciones, de familias que se recomponen y de esperanza. Al final de la proyección, el director y los productores conversaron con el público y nos contaron que, para llevar a cabo este film, se acercaron con mucho respeto a las poblaciones, que la idea era experimentar un intercambio cultural entre el equipo de producción y los locales, sin pretensiones de imponer algún tipo de control u orden. Los actores que trabajaron son de la región y la producción fue 80% colombiana y el resto fue panameña y también algo de francesa.

Ese mismo día se presentó Bratan (1991), un título de Tayikistán, dirigida por Bakhtyar Khudojnazarov. Perfectamente restaurada, esta cinta que ya tiene más de 30 años, nos expone con una excelente dosis de humor la historia de dos hermanos que emprenden un viaje en tren para buscar a su padre. En blanco y negro, la película nos acerca a la geografía y a la cultura de Tayikistán, un paisaje agreste habitado por seres solidarios, empobrecidos pero en donde los niños hablan ese lenguaje universal de la inocencia y la ternura.

Al día siguiente tuvimos la oportunidad de ver el documental Por eso vengo al río (2022), de Fernando Blanco, un joven director dominicano que nos cuenta el drama familiar de Sintia, una compatriota suya que en los años 80 emigra a Siria a causa de la crisis económica en su país. En ese punto de Medio Oriente conoce a Bashir y se enamoran perdidamente, tienen un hijo y poco tiempo después empiezan a surgir los conflictos políticos en ese territorio fragmentado. Bashir termina en la cárcel, por motivos políticos, en donde permanece por diez años. A Sintia le toca criar sola al hijo y con el temor de que, siendo extranjera, la persiguieran o le hicieran algún daño. Con la ayuda de sus hermanos, regresa a República Dominicana y desde ahí empieza su lucha por los entresijos políticos, diplomáticos y de trámites migratorios para lograr que su esposo y su hijo se reúnan con ella en la isla caribeña.

Blanco habló con el público y contó que, después de recaudar fondos por dos años para este proyecto, la historia de Sintia le llegó en medio de una conversación con la cónsul de República Dominicana en Turquía. En principio, la película iba a ser sobre los migrantes dominicanos en Medio Oriente pero la fuerza de esta historia de amor con el trasfondo de la guerra en Siria capturó la atención del equipo de producción y decidieron darle un nuevo enfoque a la película.

Con la firma de Pavel Giroud nos llegó al IFF Panamá El caso Padilla (2022), un documental que revela lo ocurrido en 1971 cuando el escritor cubano Heberto Padilla es liberado de la cárcel después de haber pagado condena por la acusacióndo de darle contra con su libro “Fuera de juego” a una joven revolución. Padilla brinda un largo testimonio ante una sesión del gremio de escritores cubanos y menciona a algunos colegas como cómplices o autores de acciones contra-revolucionarias.

Giroud, quien también conversó con los asistentes, confesó que actualmente vive en España y que, después de hacer público este trabajo, tiene miedo de volver a Cuba. No puede decir cómo llegó a sus manos este material desclasificado, pero sí manifestó que esta reunión fue filmada con la intención de mostrársela a Fidel Castro.

Como siempre, el IFF Panama nos llenó de vidas, nos hizo viajar, soñar, llorar, reflexionar y ampliar la mirada hacia el mundo.