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BRUJAS

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Si hay un lugar que respira historia, es Brujas (Bélgica). Una visita a esta histórica ciudad te hará retroceder en el tiempo hasta la Edad Media. Es mágica y auténtica a la vez, o sea el lugar ideal para un fin de semana romántico.

Edición: Carl-Fredrik Nordström

Brujas, la capital de Flandes Occidental en el noroeste de Bélgica, se distingue por sus canales, las calles con adoquines y los edificios medievales. Su puerto, Zeebrugge, es un importante centro de pesca y comercio europeo. En la plaza Burg del centro de la ciudad, el Stadhuis (Ayuntamiento) del siglo XIV tiene un cielo tallado ornamental. Cerca, la plaza Markt Square tiene un campanario del siglo XIII con un órgano de 47 campanas y una torre de 83 m de altura con vistas panorámicas.

Si hay un lugar que respira historia, es Brujas. Una visita a esta histórica ciudad te hará retroceder en el tiempo hasta la Edad Media. Es mágica y auténtica a la vez, o sea el lugar ideal para un fin de semana romántico. Brujas es una de las ciudades mejor preservadas de Europa. Prueba de ello es su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en su totalidad. Las emblemáticas torres de la catedral y del campanario, las calles adoquinadas, los sinuosos canales y las fachadas encaladas, componen imágenes que se pasan de pintorescas.

Brujas resulta imposible de resumir en unos cuantos atractivos destacados. La capital oficiosa del romanticismo es una gran apoteosis. Te llevas una sorpresa tras otra. Descúbrelo con tus propios ojos durante 48 horas en Brujas.

Empezamos nuestros dos días en Brujas como es debido, con un paseo por el pintoresco centro de la ciudad. Las callejuelas adoquinadas serpentean entre edificios centenarios. La red de pequeños canales atraviesa un patrimonio excepcionalmente bien preservado. El trazado auténtico de las calles se ha conservado casi a la perfección, y la línea del horizonte sigue intacta. En la Edad Media, Brujas era uno de los mayores centros comerciales de Europa. Hoy en día, la ciudad sigue pareciéndose a una sinfonía: sin notas falsas ni disonancias, pura armonía.

Iniciamos este singular paseo en la Plaza Mayor. Esta plaza central es desde hace siglos el corazón palpitante de la ciudad. Durante todo este tiempo se ha caracterizado por el Campanario, con sus 83 metros de altura una de las conocidas torres de Brujas.

A través de Huidenvettersplein o la Plaza de los Curtidores, que recuerda a un patio señorial, cruzamos el pintoresco Puente del Asno Ciego que nos lleva a la plaza Burg. Aquí se encuentra desde hace siglos el centro de poder de la ciudad. Las autoridades municipales de Brujas siguen teniendo su sede en el Ayuntamiento del siglo XIV. La Sala Gótica, con su impresionante bóveda y sus murales sobre la historia de la ciudad, llama especialmente la atención. Aunque, en realidad, la plaza Burg está llena de atractivos. A lo largo de los siglos se levantaron varios edificios majestuosos, cada cual en el estilo arquitectónico imperante del momento. Es todo un curso de historia de la arquitectura resumido en una sola plaza.

La Basílica de la Santa Sangre, es un edificio del siglo XII y una de las pocas iglesias románicas de la región conservadas en su totalidad. Era la capilla de la residencia de Teodorico de Alsacia, en aquel momento Conde de Flandes.

Dicen que durante la segunda cruzada recibió un regalo muy especial en Jerusalén: un tubito de cristal que contiene la sangre de Jesús. Esta reliquia se colocó en la capilla y sigue desempeñando un papel especial allí. Todos los años, esta reliquia se venera durante la Procesión de la Santa Sangre, que recorre la ciudad el día de la Ascensión.

Después de este lugar de peregrinación, visitaremos otra muestra del patrimonio religioso. Un breve paseo nos lleva a la Catedral de San Salvador, un monumento medieval con una torre románico-gótica de 79 metros de altura. La iglesia parroquial más antigua de Brujas fue rebautizada como catedral en 1834 y posee un enorme tesoro: un histórico coro alto con órgano, suntuosos tapices de Bruselas y una rica colección de pinturas. Encontrarás joyas de los primitivos flamencos Dirk Bouts y Hugo van der Goes, entre otros.

Pero arranquemos tranquilitos con una visita al Lago del Amor. Este pequeño lago es uno de los rincones más románticos de la ciudad. Al lado se encuentra el Parque del Lago del Amor, un lugar perfecto para un agradable paseo.

Primero nos acercamos a la Iglesia de Nuestra Señora. Con su torre de ladrillo de más de 115 metros de altura – la segunda más alta del mundo – demuestra la maestría absoluta de los artesanos brujenses de antaño.

A través del oratorio hay un pasaje centenario al contiguo Palacio de Gruuthuse. Hoy en día, es un museo que resume 500 años de historia de Brujas a través de un gran número de objetos históricos: majestuosos tapices, coloridas vidrieras, elegantes esculturas de madera, encajes históricos, manuscritos borgoñones… Cada cual cuenta una historia especial de Brujas.

Junto al Museo Gruuthuse encontrarás uno de los cinco embarcaderos de la ciudad. Desde allí salimos a dar una vuelta por los Canales de Brujas. Te deslizarás por el agua acompañado de cisnes para disfrutar de una perspectiva totalmente distinta de la pintoresca ciudad.

El Museo Groeninge va aún más allá. Aquí encontrarás obras maestras como Madonna con el Canónigo Joris van der Paele de Jan van Eyck, el famoso Tríptico de la familia Moreel de Hans Memling y obras maestras de Hugo van der Goes, El Bosco y sus contemporáneos. Todo ello forma parte de un variado repaso a la historia del arte plástico belga: una magnífica historia que abarca seis siglos. Tómate tu tiempo.

Nuestro Agradecimiento a: Visit Brussels

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