Creador de esplendores naturales
Cuando creces en un entorno tan verde como el de Panamá, lo das por sentado. Es algo que siempre está ahí, hasta que viajas y te das cuenta de que no en todos los lugares hay tanta vegetación.
Por Lucía Domínguez
Fotos cortesías Carmel Brantley/ Nickolas Sargent
Cuando haces un trabajo con pasión, los resultados son extraordinarios. Los primeros diseños de paisaje que realizó el panameño Fernando Wong en Miami, cautivaron a sus clientes, quienes, a su vez, lo recomendaron con otros y así creció su nombre. Formado en arquitectura en la Universidad de Panamá, fundó su empresa en 2005 junto con su socio Tim Johnson, con quien estuvo en Panamá hace poco para presentar The Young Man and the Tree. Fernando Wong Landscape Design, un hermoso coffee table book que compila sus trabajos más destacados. Son proyectos ubicados en climas tropicales, incluidos Miami, Palm Beach y Lyford Cay en las Bahamas. Con un prólogo de Martha Stewart y comentarios de reconocidos diseñadores de interiores como David Netto, Miles Redd y Amanda Lindroth – quienes decoraron algunas de las casas para las cuales Wong creó los jardines – este libro brinda a jardineros y amantes de los jardines de todo el mundo una fuente de inspiración fresca.
¿De qué manera influyó la exuberancia de la naturaleza en Panamá en tu elección profesional?
Cuando creces en un entorno tan verde, lo das por sentado. Es algo que siempre está ahí, hasta que viajas y te das cuenta de que no en todos los lugares hay tanta vegetación. Cuando estuve en otros países, noté la diferencia: el clima cambia, el paisaje es más árido… Pero Panamá siempre ha sido verde, ecológico. No siento que haya perdido esa esencia, aunque sí hay cosas que pueden mejorarse. En la ciudad de Panamá hay mucho concreto y asfalto, pero se pueden incorporar más áreas verdes sin afectar la infraestructura vial o peatonal. Hay muchas oportunidades para crear jardines y espacios públicos más naturales.
Siguiendo esta línea, ¿sientes que tú elegiste tu profesión o que la profesión te eligió a ti?
Yo diría que la profesión me eligió a mí. Estudié arquitectura en la Universidad de Panamá durante cuatro años y luego me cambié a la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (ULACIT), donde estudié diseño de interiores por tres años. Sin embargo, mis proyectos como arquitecto o diseñador de interiores no se concretaron. En cambio, se me presentaron muchas oportunidades en la arquitectura del paisaje, el diseño urbano y la jardinería. Durante ese tiempo, tuve una especie de despertar profesional porque estaba rodeado de casas elegantes, hoteles refinados… Todo eso me influyó muchísimo.
¿Cómo tomaste la decisión de irte a Miami?
Irme a Miami no era algo que tenía en mente. Siempre me atrajo Brasil, especialmente Río de Janeiro, por sus montañas y playas. Pero después de terminar mis estudios, viajé a Estados Unidos y pasé por Miami, donde tenía algunos amigos. Me fascinó el lugar, la vida de playa… Desde entonces, todos los lugares donde he vivido están cerca del agua: Miami Beach, Palm Beach, Key West… y ahora aquí en Casco Viejo, con la playa Santo Domingo frente a mi casa. Fue una decisión espontánea y natural.
Cuéntame sobre tu primer trabajo como diseñador de paisajes.
Al principio trabajé para un empleador y hacía de todo: conducía camiones, recogía plantas, colocaba pavimentos y piedras de río. También diseñábamos fuentes y jardines. Mi padre siempre nos inculcó el valor del trabajo y la independencia, así que desde joven aprendí a involucrarme en diferentes áreas.
¿Y cómo fue el inicio de Fernando Wong Outdoor Living Design en 2005?
Todo comenzó de manera muy sencilla, ayudando a amigos y conocidos. Un día, una persona vio mi trabajo en un balcón y me pidió asesoría. Luego, otro cliente llegó por recomendación y así, poco a poco, empecé a recibir más encargos. Mi primer proyecto grande fue una casa en Miami Beach con un diseño Mid-Century Modern. Me inspiré en elementos del Sudeste Asiático y Bali. El resultado fue tan exitoso que una periodista, al visitar la casa, decidió hacer un reportaje no solo del jardín, sino de toda la remodelación. Esa publicación me dio visibilidad y de ahí surgieron más proyectos.
¿Cuál es el rol de Tim Johnson en tu empresa?
Tim tiene experiencia en relaciones públicas. Trabajó 30 años en Nueva York en este ámbito. En 2008, cuando la crisis hipotecaria afectó la economía, mi negocio ya estaba creciendo y le pedí que se uniera a la empresa. Su presencia siempre fue bien recibida por los clientes, así que nuestra asociación funcionó muy bien. Su conocimiento en negocios y relaciones públicas ha sido clave en el crecimiento de la compañía.
¿Cuáles han sido los mayores retos en tu carrera?
En términos logísticos, algunos proyectos en las Bahamas o el Caribe pueden ser complicados. Sin embargo, al colaborar con socios locales, se facilita la coordinación de plantas y el proceso de aduanas. Otro reto es cumplir con las regulaciones ambientales en ciertas municipalidades, especialmente en proyectos cercanos al agua. Pero con planificación y paciencia, todo se puede resolver.
¿Y cuáles son las mayores satisfacciones de tu trabajo?
Ver la reacción de los clientes cuando descubren su jardín terminado es una gran satisfacción. Recuerdo una clienta que lloró al ver mis bocetos porque reflejaban exactamente lo que ella siempre había imaginado. También me gusta regresar a los jardines después de un tiempo y agregar nuevos elementos, como esculturas o árboles que en la primera etapa no pudieron incluirse.
¿Has realizado algún proyecto en Panamá?
No aún, pero me encantaría. Estoy emocionado de presentar mi libro aquí y de colaborar con colegas panameños. Mirar los barcos desde Casco Viejo me hace sentir una fuerte conexión con mi país y me gustaría ser parte de su desarrollo paisajístico.
¿Cómo decidiste publicar The Young Man and the Tree (El joven y el árbol)?
Siempre quise documentar mi trabajo, pero la idea del libro surgió cuando Martha Stewart me invitó a un programa de televisión. Participé en una audición junto con otros paisajistas y me seleccionaron como juez en un concurso de diseño con plantas. Después, Martha y yo desarrollamos una gran amistad. Fue ella quien me animó a escribir el libro y hasta me invitó a su casa para conversar sobre diseño de piscinas. Su apoyo ha sido invaluable.
¡Esta es una increíble historia! Muchas gracias por tu tiempo.