El océano es un recordatorio constante de la interconexión que tenemos como seres humanos y la importancia de conservar nuestros recursos naturales para las generaciones futuras.
Texto:Daniel Domínguez Z.
Alexandra Sofía Guzmán Bloise (29) es técnica de Investigación II, en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales. Su trabajo combina responsabilidades tanto de campo, como en laboratorio y de oficina. Durante las expediciones, recolecta datos oceanográficos: temperatura, corrientes, acidificación, lo que implica bucear, tomar muestras de agua y monitorear las condiciones ambientales a largo plazo. Además, coordina proyectos como voluntaria en Sustainable Ocean Alliance (SOA) Panamá, enfocados en conservación y alfabetización oceánica para niños y jóvenes.
¿Cuéntanos de tu infancia y tu relación con el mar?
Desde pequeña, siempre he sentido un profundo amor por los animales y una conexión especial con el mar. Crecí en Panamá, un país rodeado por dos océanos, lo que me permitió despertar esa curiosidad constante con el entorno marino. Mis recuerdos más preciados incluyen las vacaciones en la playa caminando junto a mi madre recogiendo conchitas. Siempre maravillándome con la diversidad de especies que habitan en nuestras costas. Esta relación con el océano, desde muy niña, sembró en mí la pasión por entender y proteger nuestro mundo marino.
¿Qué significa el mar para ti?
El mar es mi fuente de inspiración, es mi refugio. Representa un mundo lleno de misterios por descubrir, además, que es esencial para la vida en nuestro planeta. Para mí, el océano es un recordatorio constante de la interconexión que tenemos como seres humanos y la importancia de conservar nuestros recursos naturales para las generaciones futuras.
¿Cómo decides estudiar biología marina?
Mi decisión en estudiar biología marina surgió de mi curiosidad por la vida que habita en el océano y sus profundidades, es el ecosistema más grande y menos explorado de nuestro planeta, del cual conocemos menos del 5%.
Con el tiempo, fui adquiriendo un mayor entendimiento sobre las problemáticas globales que afectan el medio marino, lo que despertó en mí el deseo de contribuir a su conservación. Para enfrentar desafíos ambientales como la contaminación y el cambio climático, es fundamental contar con conocimientos científicos que permitan abordarlos de manera efectiva. Esto me llevó a elegir biología marina como carrera profesional.
¿Es una profesión en la que hay más chicas que chicos?
Históricamente las ciencias marinas han sido dominadas por hombres. Sin embargo, en los últimos años, he observado con entusiasmo un aumento en la participación femenina en este campo. Cada vez más mujeres se están involucrando en la investigación marina, la conservación y otras áreas relacionadas, aportando perspectivas valiosas y diversificando el ámbito científico. Además, abordando la mitigación del cambio climático y los desafíos adicionales que enfrentamos las mujeres en este campo.
¿Alguna vez has estado en peligro mientras haces tu trabajo?
Trabajar en el océano siempre tiene sus riesgos. He buceado en condiciones desafiantes, como corrientes fuertes o cambios inesperados en el clima, que pueden ponerte en alerta. Pero la clave para minimizar estos peligros es la preparación. En el instituto, gracias al Director de Buceo Raúl De León, recibimos entrenamientos constantes y repasamos regularmente el uso de los equipos de seguridad, lo que nos mantiene listos para cualquier situación. Gracias a eso, puedo enfrentar cada inmersión con confianza y precaución, que son esenciales para garantizar la seguridad en el campo.
¿Cómo describes la sensación de bucear?
Bucear es una experiencia indescriptible. Al sumergirme, siento una paz profunda y un momento de conexión con la naturaleza y sus animales, siempre esperando vivir momentos únicos. La vida en el mar no se detiene y cada buceo es diferente, porque cada uno llega a tener algo especial o una experiencia más. Es como entrar en otro mundo, donde puedo observar la belleza y complejidad de la vida submarina. Cada inmersión me recuerda lo frágil que podemos llegar a ser y especialmente estos ecosistemas y las especies que lo habitan. Definitivamente, hacer este deporte ya sea por trabajo o por recreación, refuerza mi compromiso y mi motivación para seguir trabajando por la protección y conservación de los océanos.
Si trabajas con alguna especie en peligro de extinción, nos podrías compartir sobre esto.
A lo largo de mi carrera, he tenido la oportunidad de trabajar con varias especies en peligro de extinción, como delfines, tortugas, manatíes y nutrias. He colaborado en proyectos de investigación enfocados en el estudio y conservación de la megafauna marina en Panamá, ayudando a generar datos clave para su protección. Además, he trabajado en iniciativas de concienciación y participación comunitaria en zonas costeras, promoviendo la incidencia ciudadana para la conservación de estos ecosistemas y sus especies vulnerables.
¿Cuáles son los principales retos de esta profesión?
Uno de los desafíos más significativos es la limitada financiación para la investigación y conservación marina. Además, la falta de conciencia pública sobre la importancia de los océanos dificulta la implementación de políticas efectivas de protección. Así como también enfrentamos retos relacionados con el cambio climático, la contaminación y la sobreexplotación de recursos marinos, que amenazan la salud de nuestros ecosistemas.
¿Y las mayores satisfacciones?
La mayor satisfacción es saber que mi trabajo contribuye a la conservación de los océanos y sobre todo a la educación de las nuevas generaciones. Ver el impacto positivo de nuestros proyectos en las comunidades locales y en la biodiversidad marina es sumamente gratificante. Además, poder inspirar a jóvenes, especialmente a mujeres, compartiendo mi experiencia y motivarlas a seguir en carreras dentro de las ciencias marinas es una recompensa invaluable.
¿Con qué ser vivo marino te identificas y por qué?
Me identifico con las tortugas marinas, aunque mi animal favorito es el tiburón. Las tortugas marinas son un símbolo de resiliencia y determinación. A pesar de los desafíos que enfrentan a lo largo de su vida, siempre encuentran el camino de regreso a su hogar. Me inspiran porque, al igual que ellas, valoro mis raíces y el camino que me llevó a dedicarme a la conservación marina.
Por otro lado, los tiburones me fascinan por ser depredadores tope, esenciales para el equilibrio del ecosistema marino. Son veloces, majestuosos y muchas veces incomprendidos. A pesar de su reputación intimidante, los tiburones juegan un papel crucial en los océanos, y me motiva aprender más sobre ellos y promover su conservación. Tanto los tiburones como las tortugas enfrentan amenazas como la sobrepesca y la pérdida de biodiversidad, lo que hace aún más importante protegerlos.
¿Cómo podemos tomar conciencia y cuidar el medio marino?
No es necesario ser científico para protegerlo, pero sí es importante tomar acción. Algunas acciones sencillas que cualquiera puede hacer incluyen:
• Reducir el uso de plásticos desechables y foam, ya que estos
contaminantes tardan siglos en degradarse y afectan a
especies marinas.
• Reutilizar y reciclar, evitando productos de un solo uso siempre
que sea posible.
• Consumir productos marinos de forma responsable, eligiendo
opciones certificadas como sostenibles y evitando especies
en peligro de sobre explotación.
• Participar en limpiezas de playas y manglares, ayudando a
remover desechos antes de que lleguen al océano.
Es sumamente importante entender la importancia de nuestros océanos, para poder protegerlos. Nadie cuida algo que no entiende o desconoce. Por eso, los invito a conocer, aprender y actuar por nuestros océanos. Solo juntos podemos asegurar su protección para las futuras generaciones.