Dr. Reynaldo Arosemena

 

Hace mucho que el mundo de la estética dejó de ser exclusivo para las mujeres. Nos referimos a todos los tratamientos que impliquen mejorar las imperfecciones del rostro y cuerpo. Uno de los más conocidos y utilizados es la toxina botulínica, mejor conocida como “Botox”.

La toxina botulínica bloquea los músculos asociados a diversas expresiones del rostro con el fin de relajar los músculos faciales que causan las arrugas ubicadas entre las cejas, entre otras arrugas faciales.

Produce un aspecto más joven, suavizando las arrugas dinámicas (las causadas por las expresiones faciales repetidas).

El tratamiento consiste en inyectar pequeñas cantidades de la toxina en los músculos responsables de los movimientos que crean las líneas y arrugas de expresión. Esto relaja el músculo, reduciendo la profundidad de líneas y arrugas, dejando una piel más suave y joven en las áreas tratadas.

Las áreas de tratamiento más
comunes incluyen:
• Las líneas verticales del entrecejo
• Las arrugas de la frente
• Las patas de gallo
• Las bandas del cuello

Los resultados son visibles en, más o menos, tres a siete días después de la aplicación del tratamiento. Según el problema que se esté tratando, el efecto puede durar de tres a cuatro meses.

Después de la aplicación del botox, no se debe frotar ni masajear la zona tratada durante al menos una semana; evitar aplicar calor en el área tratada; evitar la ingesta de alcohol el día de la aplicación; evitar recostarse en las cuatro horas posteriores a la aplicación y evitar realizar actividad física el día de la aplicación.

El botox no es la única alternativa para mejorar la apariencia de los hombres, también contamos con procedimientos como las microagujas; los láseres, como la luz pulsada intensa que tiene como objetivo estimular el colágeno, disminuir las manchas, los poros abiertos y las cicatrices.