Un continuo de artesanía, gusto y cultura que trasciende el tiempo, la firma de moda tiene muchos propietarios y guardianes: artesanos, directores creativos y diseñadores, comunicadores y clientes, cada uno con sus propias historias entrelazadas. Universal y personal a la vez, Gucci encarna una variedad de expresiones, con su ropa y accesorios, su estilo particular, adaptado y evolucionado a través de cambios generacionales, moviéndose del pasado al presente y al futuro, viajando a través del tiempo.

Hoy, la colección podría verse como fundamental, ya que habla de Gucci en sus códigos y creencias tanto del pasado, como del presente y del futuro; cosas que han significado algo para muchos, adoptadas y adaptadas a su manera.

El estilo italiano, caracterizado por la sprezzatura (la perfección imperfecta, la naturalidad estudiada), una forma de vivir y vestir que ha sido parte integral de la estética de Gucci desde el principio impregna la colección y su presentación. Desde sus inicios, el mundo de Gucci siempre ha sido cinematográfico en su alcance, con objetos creados tanto para hombres como para mujeres, estilizados y suntuosos, con personalidad y adaptables individualmente, y aquí, se unen una vez más.

Caminando por la G entrelazada verde oscuro de la pasarela (que representa al fundador, Guccio Gucci, el emblema celebra su quincuagésimo aniversario este año), la dualidad de los desfiles para hombre y mujer se convierte en una sinergia y un todo. Como una doble hélice, el yin y el yang, o el símbolo del infinito, cada uno define al otro, adaptándose a una síntesis de épocas en términos de silueta.