La visión de Nicolás Catena fue crear vinos argentinos de calidad similar a la de los mejores países productores del mundo. Los años le dieron la razón.
Por Daniel Domínguez Z. Fotografías Federico Galbraith
Hace 25 años, Leandro Da Re trabajaba en su Argentina natal en un supermercado comprando bebidas. Ahora está pronto a cumplir 20 años de laborar en la Bodega Catena Zapata.
Esta transición la hizo de manera natural porque, así como le interesaba la compra dentro del negocio vinícola, también le llamaba la atención el tema de las ventas; igual le gustaba estar en la calle, tratar con los clientes, pero confiesa que es mucho más difícil las ventas, algo que es más desafiante, y por eso, le parece más atractivo.
Rutas y los más aclamados
Desde hace dos décadas Catena está presente en el mercado panameño. De hecho, nuestro istmo fue uno de los primeros países a donde empezaron a exportar sus estimados productos.
Hace apenas 30 años que están exportando. De los vinos argentinos, Catena fue uno de los pioneros al exportar sus marcas al exterior. Por ejemplo, en 1994 empezaron a llevar sus productos hacia Estados Unidos, comparte Leandro.
Del amplio catálogo que ofrecen, resalta que el Catena Malbec es el más icónico de todos, el que mejor se vende en suelo panameño, el que ha capturado el gusto de los amantes del vino aquí y en todas partes. También está muy bien posicionado en el mercado del vino el Angélica.
El sabor argentino
De acuerdo a este conocedor, quien en la actualidad ostenta el cargo de export manager de Latam de Bodega Catena Zapata, un adjetivo que describe al vino argentino en general es la elegancia.
“El vino argentino se ha transformado a través del Malbec y a través de la familia Catena, que fue el que hizo este cambio en el vino argentino, por allá por los años 1960 y 1970. Siempre se ha tomado mucho vino, unos 70 litros de vino al año por persona”, recuerda Leandro.
A principios de los años 1980, Nicolás Catena fue invitado a la Universidad de Berkeley (Estados Unidos) para dar clases como profesor de Economía Agrícola. Allí, visitó Napa Valley.
“Nicolás era muy fanático de los vinos. Conocía mucho de los viñedos en Europa y en Napa Valley aprendió técnicas nuevas. Ve que usan tanques de acero, ve que la producción es diferente y trajo estos conocimientos de California y dijo: ‘lo voy a hacer en la Argentina’. Entonces empezó a hacer vinos, porque siempre quiso hacer vinos para competir con los mejores vinos de calidad”, informa Leandro.
Quizás hoy en día en algunos mercados la gente consuma menos vino, pero asegura que sí ha aumentado el número de clientes que les gusta tomar vino de calidad. “Eso es lo que define la etiqueta de Catena, su carácter competitivo. En 30 años ha logrado competir con los mejores vinos del mundo, estamos hablando de vinos de 100 puntos de clasificación”.
Desde la investigación
Otra característica relevante al momento de hablar de los vinos argentinos es el suelo donde crece la uva: “Tenemos una forma muy especial de trabajar el suelo, así como aspectos como la biodiversidad y los estudios que llevamos a cabo”.
Cita el caso de las investigaciones que realiza el Instituto Catena del Vino, quien ha sido otra revolución dentro de la marca, ya empezaron a ver y a estudiar las parcelas de otra manera. “No hacemos clones, sino que hacemos poblaciones de uvas. Tenemos más de 130 tipos de genética de las uvas de Malbec. Pensamos que eso es lo mejor y hoy está rindiendo sus frutos. Estamos demostrando que es mucho mejor tener una población que agarrar un clon y captarlo en todos los lados”.
“Tener una población de Malbec, llevarlo a otros lugares y plantarlo de esa manera, en las alturas, ha hecho que estemos obteniendo vinos súper elegantes y además con un potencial de guarda que todavía hoy no conocemos, porque estamos recién abriendo vinos que ya tienen más de 20 años y siguen estando buenos. Entonces aún no sabemos cuál es el potencial de guarda de estos vinos”, anota Leandro.
Factor familiar
Catena es una familia de migrantes, comenzando con Nicola padre, quien llegó a los 18 años al Nuevo Mundo, en 1898, con un sueño: plantar un viñedo. El hijo menor de una familia de cinco hermanos proveniente de la región de Le Marche (Italia) partió en barco rumbo a Mendoza, donde en 1902 plantó su primera viña de Malbec.
Por eso es muy importante el factor familiar dentro de la filosofía laboral de la empresa. De hecho, debe ser una de las pocas bodegas en la Argentina, entre las más grandes, que todavía la maneja una misma familia, asegura Leandro.
Hoy Laura Catena, que se está encargando del mercado de exportaciones, ya está tomando el mando a nivel de toda la Argentina. Ah, fue ella quien tuvo la idea de crear el Instituto Catena del Vino. Laura vive en San Francisco (Estados Unidos). “Laura ya no solo está en la parte de las ventas y las estrategias, sino que está tomando el mando. Y eso es súper importante porque se trata de una familia proveniente de Italia que tiene mucha tradición”.
“Porque cuando un inmigrante venía a la Argentina traía todas sus tradiciones y ellos siguen manteniendo esto. De hecho, el doctor Catena va a pasar sus vacaciones en Mendoza (Argentina) y está todos los días en la oficina, ubicada en Buenos Aires, y cuando llega el mes de diciembre toda la familia se junta en Mendoza, en su casa de campo de toda la vida”, rememora Leandro.
El oro de Mendoza
El doctor Nicolás Catena con ese afán – y con lo que en ese momento se decía era una locura – y con esas ganas de querer competir con todos los vinos del mundo en igualdad de condiciones, empezó a estudiar.
“Nicolás es un estudioso, es un intelectual, es un doctor en Economía, también es un empresario que siente una profunda pasión por el vino”, indica Leandro. “Nicolás se describe como un conservador, pero es un visionario, un disruptivo, por todo lo que hizo, porque fue en contra de lo que se venía haciendo y encontró en Mendoza su oro, hoy Laura habla del oro en el viñedo. Dijo que quería un cierto tipo de vino, quiso competir con el mundo, entendió y dijo: vamos a la altura para encontrar esta frescura en los vinos y fue a la altura y empezó a plantar vinos en condiciones súper pobres y funcionó, pero bueno, antes había hecho todo un estudio, un trabajo, no solo fue casualidad”.