Algunas coincidencias forjan destinos. 

Para Gabrielle Chanel, el león es una de ellas. Quinto signo del zodiaco, el animal ha velado por ella desde el primer día de su vida, el 19 de agosto de 1883. 

Supersticiosa y fascinada por los astros, Gabrielle ve muy pronto como un amuleto al felino asociado a su nacimiento. 

En 1920, devastada por la repentina muerte de su gran amor Boy Capel, se deja convencer por sus amigos, el pintor José María Sert y su mujer Misia, para que les acompañe en un viaje a Venecia. 

Más que amor a primera vista, es una resurrección. Gabrielle se ve galvanizada por la efervescencia artística y social de esta ciudad que, al igual que ella, se encuentra bajo el signo del león. 

Figura tutelar de la Serenísima que la cautiva y la inspira, el felino, símbolo de valor y renovación, es omnipresente. Soberano. 

Dominando la plaza de San Marcos, adornando los frontones y las puertas de los palacios, prestando su silueta a mosaicos y estatuas de piedra, su animal fetiche le da fuerzas para avanzar. 

Venecia es el punto de partida de una nueva vida. Desde entonces, su estilo quedará marcado para siempre por los tesoros de arte bizantino de esta ciudad de contrastes, en la frontera entre Oriente y Occidente, y el león encontrará allí su lugar de forma natural. 

Como él parece haberla seguido siempre, Gabrielle, amante de la sincronicidad, encuentra  en  él  mucho  más  que  un  emblema: un talismán. Audaz, instintiva y radiante, cultiva el carácter fuerte e independiente que le acerca a él. Y se rodea de su presencia benevolente en todas partes. En su apartamento del número 31 de la rue Cambon, el león se convierte en su guardián. 

Trabajado en mármol, bronce o madera tallada, colocado sobre una mesa o una chimenea, vigilando sus cigarrillos y su par de tijeras, el rey de los animales protege el universo íntimo de Gabrielle Chanel. Para tenerlo siempre cerca de ella, también le invita a sus creaciones. 

Grabado en los botones de los trajes de tweed o en los cierres de sus bolsos, el león se convertirá más tarde en un tema predilecto y en un icono de la Alta Joyería de CHANEL. En la actualidad, hace una entrada triunfal en el territorio de los perfumes de la Maison dentro de la colección LES EXCLUSIFS DE CHANEL.

LA POTENCIA AMAESTRADA

“ Estaba más interesado en el león emblemático de CHANEL que en el animal”,

Olivier Polge, perfumista de la Maison CHANEL.

No es al animal a quien Olivier Polge dedica su nueva creación, sino a la visión que la Maison cultiva de él. Feroz y majestuoso, el animal tótem de Gabrielle Chanel es el símbolo de una fuerza que prefiere proteger en lugar de dominar y, por ende, el emblema de una elegancia absoluta. 

Nutrido por las múltiples facetas del león en el universo de la Maison, Olivier Polge se ha esforzado en trasladar olfativamente esta radiante fuerza de carácter que encarna el felino en CHANEL. 

Esta apropiación del animal por parte de la Maison le inspiró la idea de dejar su propia huella en un arquetipo de poder: los perfumes orientales. 

Al dominar los códigos de esta familia olfativa, crea una estela con una refinada intensidad, contenida por un sello olfativo suave y cálido. Una composición sofisticada cuya fuerza aflora sin desbordarse nunca. Un león que no necesita rugir para imponerse. Un oriental decididamente elegante.

UN AURA SOLAR, ENTRE   FUERZA Y SUAVIDAD

Por supuesto, algunos cítricos deslumbrantes (limón, bergamota) aportan las notas de salida indispensables que favorecen los primeros momentos de un gran perfume. Pero solo se requieren unos segundos para que la esencia con destellos dorados despliegue toda la calidez de su huella oriental. Un acorde ambarino controlado por el savoir- faire del perfumista y facetado como los mil y un rostros del león en el universo CHANEL. 

En su corazón, el Cistus Labdanum, una resina vibrante con notas animales se domina gracias a una esencia trabajada a medida. 

Despojado de su aspereza, concentra efectos ambarinos y aterciopelados que tienden progresivamente al  cuero.  Junto  a  él, una infusión de vainilla de Madagascar magnifica, ingrediente por excelencia de los orientales. 

En un paso a dos suave y envolvente, el Cistus Labdanum  y  la  vainilla  se  entrelazan,  se  complementan y, a continuación, se funden en una estela profunda que se alarga duraderamente sobre la piel. El sándalo, sensual y cremoso, templa un pachuli bruto con unas notas vegetales leonadas. 

Dotado con esta contención que es la prerrogativa del verdadero poder, este oriental desprende una elegancia segura de sí misma y afirmada. Un juego olfativo majestuoso y solar.

LES EXCLUSIFS DE CHANEL: UN TERRITORIO DE LIBERTAD ABSOLUTA

Máxima expresión del savoir-faire de CHANEL Parfumeur, LES EXCLUSIFS DE CHANEL constituyen un territorio de libertad absoluta. En primer lugar, libertad de creación, ya que cada fragancia, inspirada por el patrimonio de la Maison y el estilo singular de Gabrielle Chanel, encarna la culminación de una gran idea. 

Con una identidad audaz que ningún imperativo habrá desviado de su trayectoria original, salvo los que el perfumista se haya impuesto a sí mismo.

A continuación, libertad de materias primas, puesto que la selección de la paleta que compone esta colección de perfumes no está sujeta a ninguna restricción.

Absolutos o esencias, naturales o sintéticas, procedentes de Grasse, India o incluso Haití: solo se seleccionan las materias más preciadas para tejer la emoción de sus estelas.

Por último, libertad para someter la dimensión estética a la experiencia olfativa que proponen. 

En su monolito de vidrio transparente y sin florituras, coronado por un tapón negro magnético con la icónica doble C, LES EXCLUSIFS DE CHANEL eligen un estilo sobrio que cede todo el protagonismo a lo esencial: el perfume.

Compuestos en el pasado por Ernest Beaux, el perfumista de Mademoiselle, después por Jacques Polge y en la actualidad por Olivier Polge, LES EXCLUSIFS DE CHANEL llevan esta libertad como un legado. 

Es esta libertad, ingrediente secreto y sin embargo evidente, la que los hace perfectamente inimitables y absolutamente atemporales.