Elizabeth Herrera ha publicado este año su primer libro, “Myriam, la desconocida” en donde reúne sus relatos de viajes, su búsqueda espiritual y el encuentro con una figura central del cristianismo, María Magdalena.
En este libro Elizabeth reflexiona sobre esta santa cuya festividad se celebra el 22 de julio y confiesa haber sentido “su presencia y energía viva”. 
La entrevistamos para conocer cómo fue el proceso de escritura, de investigación y de los temas que aborda en esta obra.

¿Qué te animó a escribir este libro? 
Desde muy joven tuve el deseo de escribir porque desde niña fui lectora.  He seguido un camino espiritual desde hace años, lo que me hizo compartir parte de lo aprendido a través de las letras y las experiencias propias.

¿Cómo fue el proceso de escritura? 
Sinceramente se me hizo fácil, tanto, que hubo capítulos que sentí que se escribieron solos. Por eso creo que Ella estaba escribiendo a través de mis dedos.

¿Cuéntanos cómo ordenaste el material? 
Me dejé llevar, tengo en mi computadora los viajes por carpetas, eso me ayudó a escribir los capítulos de una manera ordenada.

¿Quiénes fueron tus primeros lectores?
El primero fue mi esposo, a quien le gustó desde el principio, ya que él vivió junto a mí cada momento. Aparte de él, la correctora de libros y la diagramadora, pero del público en sí, separando a mis amigos íntimos, podría decirte que el libro fue adquiriendo lectores que no conocía en su momento, otros que aún no conozco, pero su título tomó mucha aceptación en el público lector. 

¿Qué tiempo te tomó todo el proceso?
Empecé en junio/julio 2020 en plena pandemia y lo acabé aproximadamente en noviembre. De ahí pasó a revisión en varias ocasiones, diagramación, ISBN (International Standard Book Number) en la Biblioteca Nacional de Panamá, luego pasó a impresión y revisión y en enero el libro presentado al público. 

¿Cuáles fueron tus mayores retos al escribir este libro?
Mi mayor reto fue transformar lo aprendido espiritualmente en una lectura de comprensión general, sin tener que dirigirme a una religión en especifica. 

En el libro señalas que cada persona tiene un camino que recorrer, ¿qué le dices a esos lectores que no necesariamente comparten tu misma fe? 
Cada camino te lleva al mismo lugar. No necesariamente debes o tienes que pertenecer a una institución religiosa o a un grupo espiritual, con tus actos contribuyes a un mundo mejor.

 ¿Qué mensaje tiene este libro para ellos?
Abrir su consciencia y despertar la intuición. 

En este libro el lector viaja con la narradora por distintas ciudades, la mayoría europeas, tú hiciste esos viajes, ¿qué nos puedes decir sobre la experiencia de viajar? 
Sí, estuve cada lugar plasmado en el libro y lo viví plenamente, están grabados en mi alma. Viajar es una forma de transformarme interiormente; abrir mis ojos y mi alma a lo desconocido y tomar la esencia que transmite cada lugar.

¿Qué significa para ti conocer nuevos lugares y personas?
Es encontrarme a mí misma, al conocer cada lugar.  Hay magia en todos lados y me hace descubrir la magia que llevo en mi interior, pero no solo yo, la llevan todos y cada uno de los seres humanos. Compartir y conocer otras personas son enseñanzas para tu vida. 

María Magdalena te ha acompañado en todos esos viajes porque se te presentaba de distintas formas, la primera vez que fuiste consciente de esas “coincidencias” fue en Barcelona y de ahí empezaste a estudiar más sobre ella. Después de conocer profundamente su figura: ¿Por qué piensas que es importante el perdón?
Perdonar es dejar ir, entender, desde un punto de vista práctico, que la otra persona no te está hiriendo ni ofendiendo, está desvelando su yo interior, que necesita botar para no ahogarse. Desde este concepto no tienes nada que perdonar, lo que debes tener es amor y tolerancia al prójimo.

¿Por qué juzgamos tan a la ligera?
Porque no miramos con ojos de amor, porque no miramos el alma del otro ser humano.  Si nos miráramos desde otra perspectiva seguro entenderemos que todos somos del mismo tamaño del granito de arena y que juntos hacemos de este mundo un lugar más grato. 

¿Por qué a veces nos cuesta redimir a las personas?
Porque, para redimir, necesitamos tener redención de nosotros primero. Cuando tienes un alma alineada a tu consciencia, no necesitarás redimir a nadie. En ese momento tu consciencia estará muy elevada que no conectas con un plano básico de consciencia, es aquí cuando empieza la MAGIA.